jueves, 14 de noviembre de 2013

VERGONZOSA SENTENCIA DEL "CASO PRESTIGE"

Tenía 13 añitos y en un periodo corto de tiempo al impacto producido por el 11 S el año anterior, se le sumó el ocasionado el 13 de noviembre de 2002 con el desastre del Prestige. Recuerdo aves marinas intentando quitarse el negro veneno de sus plumas con el pico, matándose a sí mismas. No tenía ni idea de qué especies eran pero en las imágenes aparecían gaviotas, álcidos, cormoranes moñudos, alcatraces... Imágenes lamentables. Los monos blancos de los voluntarios llenando las playas fueron para mí símbolo de esperanza en la humanidad. Se jugaron el tipo de una forma ejemplar. También recuerdo visitar la playa de El Sardinero un año o dos después con mis amigos y ver manchas negras en la arena.

Arao común Uria aalge, una de las especies más afectadas por el desastre.
Ahora soy más mayor y la sentencia no me sorprende. Ya he perdido la ingenuidad de mi niñez en la que creía en el buen corazón de todo el mundo. Hoy sé que existen intereses que sacan lo peor de algunos seres humanos. Ahora sé que lo único que se quiso entonces por parte de los políticos fue esconder la mierda debajo de la alfombra. Y lo consiguieron. Poco después sólo se acordaban de ello los afectados directos, los voluntarios, los concienciados en la conservación del medio ambiente... El resto volvieron a centrarse en qué es lo que había hecho su equipo aquella jornada, en ver el GH...



Aún así la jugada no les salió como ellos querían, pues en su ignorancia no tuvieron en cuenta las corrientes. Pensaron que si el petrolero vertía el fuel en el mar lejos de la costa permanecería en ese punto y nadie se acordaría de ello. Les daba igual la catástrofe ecológica siempre y cuando los ciudadanos (que para ellos sólo somos votos, un medio para un fin) no se enteraran. Todo esto me trae a la cabeza males de menor entidad pero preocupantes. Plantaciones de eucaliptos, depredadores INDEFENSOS frente a colectivos que cuentan con el apoyo de los políticos como los cazadores, pescadores deportivos y ganaderos, etc. Siempre con don Dinero como instigador de las deplorables decisiones de nuestros "representantes" políticos.

Hoy por hoy, pocos saben que aquello sigue teniendo consecuencias. Hace escasos meses supe que el arao común ibérico Uria aalge albionis estuvo a punto de extinguirse a consecuencia de aquel terrible episodio. De hecho, el año pasado pude ver con mis propios ojos en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Bizkaia el estómago repleto de hidrocarburos de un malfortunado arao (aunque éste no sería originiario de iberia). Incluso el halcón peregrino sufrió y sufre en sus carnes las consecuencias debido al contenido tóxico de sus presas (Zuberogoitia I. et al., 2004-2006). 
Me hubiese gustado haber sido más mayor y haberme enterado mejor de todo, haber leído más sobre aquello y haber podido ayudar en algún centro de recuperación o en las mismas costas limpiando el "chapapote".

Arao común muerto en el Parque Natural de las Dunas de Liencres. Aunque no hay forma de saberlo, no sería descabellado pensar que su muerte fue a causa del envenenamiento con hidrocarburos. 
Mi ignorancia a mis 13 años silenció mi corazón, porque es la ignorancia la que nos silencia a todos. Una ignorancia que a mi me proporcionó el "placer" de no sentirme vacío, hundido en aquel invierno fatídico del año 2002. Me dio la opción de vivir sin desgañitarme con la sarta de sandeces que proclamaban ilustres políticos que lejos de haber desaparecido de la primera línea ocupan hoy cargos de mayor responsabilidad.

Me produce vergüenza e impotencia todo esto. Es un golpe tras otro. Y parece que los que hoy luchan por la defensa del medio ambiente lo hacen contra una pared. Peleó contra esa idea. No quiero caer en la resignación. Resignación que nuestros dirigentes quieren implantarnos para que no nos movilicemos. Para que no demos la lata. Para que no queramos saber más. Para ellos únicamente somos un número en época de elecciones. 
Y todo esto sin entrar en otros temas sangrantes como las corruptelas de la mafia política. 

Sueño con un mundo mejor y por ello parece que sigo teniendo algo de niño. Igual no he perdido toda la ingenuidad del 2002. Sueño con que el medio ambiente no sea el último mono en nuestra sociedad. ¿Será esto posible? Quiero pensar que sí.

*Os dejo el enlace de la entrada sobre este tema que ha escrito David Álvarez en su magnífico blog Naturaleza Cantábrica, no tiene desperdicio.

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