jueves, 27 de junio de 2013

ULTIMAS IMAGENES DE LOS CHOTACABRAS

Suelen ser 3 las ocasiones en las que molesto anualmente a la pareja de chotacabras grises Caprimulgus europaeus, una durante la incubación y 2 con los pollos. Este año no ha sido diferente, pues tenía muchas ganas de enseñaros la actitud que toman los pollos una vez comienzan a dar cortos vuelos.

Este joven ya está mucho más mayor que la última vez. La verdad es que crecen muy deprisa.
Como dije en la última entrada sobre estos insectívoros, cuando los pollos crecen se tornan agresivos y ya no dan esa imagen de pollos indefensos y vulnerables. Aunque lo cierto es que siguen siendo vulnerables a pesar de su actitud.
El viernes pasado ya tendrían unos 16 días y, supuestamente, a estas alturas ya debían haber abandonado el nido para permanecer en los alrededores. Sin embargo, ambos pollos permanecían junto a la hembra en el mismo.
Lo más interesante fue comprobar como uno de los pollos volaba mejor que el otro. Uno de ellos realizó un largo vuelo para internarse en el bosque junto a su madre, el otro, en cambio, sólo acertó a dar un torpe y corto vuelo. Al acercarme al pequeño, comenzó a producir una especie de siseo abriendo su ancho pico, ideal para alimentarse de insectos al vuelo (semejante al de hirundínidos y vencejos), amenazándome y tratando de asustarme.


Probablemente, este hecho tenga origen en la diferencia en el momento de la eclosión, o lo que es lo mismo, que uno nació antes que el otro. Aunque pensaba que no nacerían con tal diferencia como para ser apreciable en su desarrollo.
Del macho no tengo noticias, desde el día que lo sorprendí en su posadero diurno no lo he vuelto a ver ni en el mismo lugar ni en los alrededores. Sigo sin saber si ha situado su escondite más próximo al nido.
Está es la despedida, al menos, de los jóvenes chotacabras que pronto abandonarán el nido.

Volantón de chotacabras gris Caprimulgus europaeus.
El año que viene tengo intención de realizar el seguimiento de la cría mediante escuchas y observaciones del comportamiento de la pareja después del atardecer. Seguramente, una de las jornadas intentaré localizar el nido, pero en lugar de molestar a la hembra como he hecho este año, molestaré al macho que es el encargado de incubar o cuidar a los pollos por la noche.
Como de costumbre, no dediqué la mañana exclusivamente a esta especie y tuve la oportunidad de realizar varias observaciones de interés.
La primera, varios volantones de diferentes especies que pedían insistentemente alimento. Pude disfrutar de un pollo de colirrojo tizón Phoenicurus ochruros que era cebado por la madre. Además, crías de lavanderas blancas Motacilla alba, carboneros comunes Parus major, verdecillos Serinus serinus y zarceros comunes Hippolais polyglotta.

Volantón de colirrojo tizón Phoenicurus ochruros.
Pero un avistamiento que me hizo mucha más ilusión fue el de una hembra de curruca cabecinegra Sylvia melanocephala alimentando a su pollo volantón en un pequeño sauce ceniciento Salix atrocinerea.

Hembra de curruca cabeciengra Sylvia melanocephala posada en una Cortaderia selloana.
Nunca había visto ni hembras ni crías de esta especie, así que está observación tiene un gran valor para mí.

El jovencillo se mostraba poco asustadizo, aunque la madre se alejaba al extremo contrario del árbol.
Es la confirmación inequívoca de la reproducción de este sílvido en mi "local patch".

Volantón de curruca cabecinegra Sylvia melanocephala.
Alrededor revoloteaba una familia de verdecillos que no dudaron en posarse próximos a mi posición.

Verdecillo Serinus serinus.
En cuanto a rapaces, destacó un ejemplar adulto de halcón peregrino Falco peregrinus. Es la segunda vez que veo esta especie en mi zona, pero la primera que veo un adulto.

Una mala foto de halcón peregrino Falco peregrinus, pero sirve de testimonio para un avistamiento interesante para la zona.
También hicieron su aparición un cernícalo vulgar Falco tinnunculus, un aguililla calzada Hieraaetus pennatus y una pareja de busardos ratoneros Buteo buteo de los cuales uno se cernía constantemente en actitud de caza.
Al final de la jornada, me puse a buscar al chorlitejo chico Charadrius dubius que descubrí en la anterior visita. No tardé en dar con él y al principio pensé que tendría el nido en el rincón del que lo vi despegar, pero al acercarme únicamente me topé con sus huellas amontonadas entre unas rocas.

Huellas de chorlitejo chico Charadrius dubius.
Otro día más y, como siempre, interesantes avisamientos. Aunque seguro que aún quedan muchas sorpresas de aquí a final de año en mi zona de pajareo.

Laccaria amethystina

¡Hasta la próxima entrada!

2 comentarios:

  1. Variada entrada, amigos.
    Me gusta especialmente el Chotacabras, que no he tenido oportunidad de ver aún.
    Buen trabajo.
    Un abrazo desde Doña Mencía

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