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Por la mayoría de apasionados de las aves es conocida la impresionante migración de los charranes árticos Sterna paradisaea de polo a polo, realizando un recorrido de unos 24.000 kilómetros, contando actualmente con el récord.
Pero, ¿es la única migración espectacular? Lógicamente, no. Podemos encontrar por la red multitud de historias alucinantes que a todos nos llenan de admiración. Viajes que tratamos de imaginar, peligros que no querríamos sufrir en nuestras carnes. Últimamente he leído dos historias que me han dejado absolutamente anonadado.
La primera historia es reciente y tiene como protagonista a un falaropo picofino Phalaropus lobatus al que se le colocó un geolocalizador de peso menor al de un clip que registró su épico viaje desde Escocia hasta las costas de Perú y Ecuador en el océano Pacífico. Hay que tener en cuanto que son aves pequeñas, del tamaño de un mirlo común, y que ellas solas tienen que hacer frente a un recorrido lleno de peligros. El cansancio puede ser su peor enemigo debido a las condiciones adversas de la meteorología que puedan encontrarse al cruzar el Atlántico norte hasta la costa este de Norteamérica.
Es verdad que las aves poseen la capacidad de sentir los cambios de presión pudiendo anticiparse a lo que se les puede venir encima, pero una vez iniciado el viaje han de terminarlo. Es más, en nuestras costas observamos que la ferocidad de la mar y la meteorología tiene poder más que suficiente para acabar con aves de mayor fuerza y tamaño como los alcatraces, llegando exhaustos en algunos casos y muertos en otros. Yo mismo he podido observar a los parientes de los picofinos más habituales en nuestras costas, los falaropos picogruesos, migrando a través del mar cantábrico. Sorprende que seres tan pequeños puedan realizar semejantes proezas, pero lo consiguen... algunos.
Una vez alcanzan la costa este de Norteamérica, descienden por la misma hasta Centroamérica donde cruzan por tierra hacia el océano Pacífico para llegar a sus cuarteles de invernada en las costas de Perú y Ecuador. 16.000 kilómetros, una distancia menor que la del charrán ártico, pero realizada por un ave menor que éste. Además, se trata de una ruta única para una ave reproductora del continente europeo. Desde luego un descubrimiento espectacular gracias a la tecnología que logrará cada vez crear geolocalizadores de menor peso pudiendo ser colocados en aves aún más pequeñas. En el horizonte espera el descubrimiento de viajes más espectaculares que el del picofino, seguro.
La segunda y última historia la protagoniza un correlimos gordo Calidris canutus que quiso ir a la luna. Vale, de acuerdo, un titular un poco sensacionalista, pero no está tan alejado de la realidad. De hecho, al ejemplar portador de la anilla B95 del que se ha escrito hasta un libro, "Moonbird: A year on the wind with the great survivor B95" por Phillip Hoose, se le llamó "Moonbird" (pájaro lunar) debido a que durante sus años de vida ha recorrido la distancia equivalente entre la Tierra y la Luna. Ida y media vuelta (unos 512.000 kilómetros). Impresionante, ¿verdad?
Las poblaciones de correlimos gordo neárticas (norteamericanas) crían en el ártico, realizando una parada obligada antes de llegar en la bahía de Delaware, donde coinciden con la época de puesta de los cangrejos cazerola o herradura atlánticos Limulus polyphemus. Estos extraños cangrejos son una auténtica reliquia de tiempos arcaicos y ponen sus huevos en las zonas intermareales, un auténtico manjar para los correlimos gordos entre los que también se encuentra nuestro particular correlimos. Una fuente de proteínas vital que año tras año ha ayudado a "Moonbird" recorrer kilómetros y kilómetros desde sus cuarteles de invernada hacia los de cría y viceversa. Pero lo que realmente ha permitido a este prodigio alado recorrer esas distancias es su increíble capacidad de supervivencia, habiendo vivido 3 veces más (en la fuente consultada sólo cita un último avistamiento en 2008, cuando tenía 13 años de vida) que el promedio de la especie (unos 4-5 años). Ha eludido a halcones peregrinos, ha sobrevivido a huracanes en los que muchos de sus coespecíficos han muerto. Un ave exitosa. Un supeviviente nato. Simplemente admirable.
¡Hasta la próxima entrada!
Hola Endika:
ResponderEliminarEn diciembre se volvió a ver a B95:
http://www.infofueguina.com/tu-ciudad/rio-grande/2013/12/7/playero-rojizo-observado-grande-100.html
Unas historias increíbles.
¡Muchas gracias por la info Miguel! Pues a ver cuánto más dura este correlimos, ya tiene 18 añitos...
EliminarUn saludo.