LA PAREJA DE AGATEADORES COMUNES DE MI "LOCAL PATCH" VUELVE A CRIAR EN SU CAJA-NIDO

Siempre he dicho que tener un "local patch" (es decir, una zona de campeo concreta por la que pajarear regularmente) puede llegar a proporcionar tremendas alegrías. El pasado domingo, fui obsequiado con una de esas gratas sorpresas que te emocionan de verdad.

Realicé mi habitual itinerario internándome en el bosque mixto, dominado por robles Quercus robur y abedules Betula celtiberica; escudriñé cada rincón conocido vigilando los movimientos de cada pájaro y escuché cada sonido emitido por los mismos. Carboneros comunes, chochines, reyezuelos listados, herrerillos comunes y currucas capirotadas escondían en cierta medida el molesto ruido de los coches de la carretera cercana; sin embargo, los agateadores comunes Certhia brachydactyla no daban señales de su presencia.

Agateador común Certhia brachydactyla con ceba en el pico (fotografía realizada hace cuatro años en el mismo bosque).

Al poco mis pasos me llevaron al roble donde coloqué hace dos años la caja-nido especial para agateadores. Nada más aproximarme observé que asomaban ramitas por los laterales, lo que indicaba la anidación inequívoca de los cértidos. En ese momento mi emoción fue máxima. Por segunda vez (pinchad aquí para ver la entrada del pasado año), la pareja volvió a elegir la caja-nido por segundo año consecutivo en vez de la cantidad de grietas y recovecos presentes en los numerosos árboles del bosque, lugares potenciales de anidamiento de la especie.

Caja-nido para agateadores; se pueden ver las ramitas sobresaliendo por los laterales.

Sin perder un segundo, me alejé a una distancia prudencial y, oculto entre los helechos Pteridium aquilinum, vigilé la caja-nido intentando dar con algún atisbo de movimiento en forma de salidas o entradas de los pequeños pájaros trepa-troncos; así fue,tras minutos de observación un precioso agateador común salió de la entrada lateral izquierda (curiosamente, apenas utilizan la otra entrada situada a la derecha para entrar o salir) confirmando su presencia.

En esta imagen podéis observar el hábitat en el que se encuentra colocado el nido: bosque mixto, aunque en la foto sólo se ven robles, de varias especies caducifolias.

Faltaba conocer la fase en la que se encontraba la pareja. Con pollos, la actividad de las pequeñas aves es muy alta, siendo constantes las idas y venidas; pero en este caso los movimientos eran escasos, indicando que se encuentran en plena incubación.

La caja-nido está situada a una altura de 2,5 m y orientada hacia el sur-sureste.

Un estudio general del comportamiento de un agateador, nos habla bien a las claras de que estamos ante un paseriforme especial. Su pico fino y curvo, sus cortas patas y su cola provista de rígidas rectrices para dotarle de estabilidad a modo de tercera pata, son adaptaciones a una vida vertical. Trepan constantemente por los troncos y ramas gruesas de los árboles en busca de invertebrados escondidos en grietas, siempre de abajo a arriba. Sus movimientos espasmódicos enseguida llaman la atención, pese a que su plumaje marrón y beige es un buen camuflaje. Por lo tanto y teniendo todos esos caracteres en cuenta, no es de extrañar que necesiten una caja-nido expresamente diseñada para ellos.

Agateador común posado en la rama lateral de un roble Quercus robur.

Las características son, en algunos casos, llamativas. Como podéis ver en la fotografía inferior, no posee un orificio de entrada central y redondo, sino dos, que se encuentran en los laterales y ligeramente inclinados hacia abajo para facilitar la entrada en sus ascensos verticales por los troncos; además, no son entradas en forma de tubo como se podría pensar viendo la toma inferior, pues fijándonos un poco veremos que son semicírculos no cerrados en su parte posterior para que las entradas y salidas las puedan hacer sin separar sus patas del tronco. Incluso la caja-nido carece de pared posterior para que en todo momento exista el citado contacto con la corteza del nido; de esta manera, se asemeja a la grieta de un árbol (lugar de anidamiento típico de agateador).

En la presente fotografía es fácil hacerse una idea de la estructura de la caja-nido, descrita en el párrafo superior.

En conclusión, la caja-nido está especialmente adaptada a su locomoción vertical; y muy bien adaptada, ya que al primer intento ocuparon el nidal artificial. Continuaré con su seguimiento siempre que pueda acudir a mi "local patch".

En otro orden de cosas, hubo dos novedades más. La primera, la presencia de un pito real Picus viridis sharpei en el bosque por primera vez desde que llevo el seguimiento de la avifauna de la zona. Me parece alucinante que en un bosque tan pequeño crié una pareja de pico picapinos Dendrocopos major y otra de pito real; pero es que, además, hay que añadirle la presencia de una pareja de torcecuello euroasiático Jynx torquilla, cuya hembra pude escuchar cerca del río. Si unimos esto a la visita postnupcial que realizan los picos menores Dendrocopos minor en Agosto-Septiembre (tal vez, jóvenes del año en dispersión), nos topamos con que este bosquete de poco más de 3 ha acoge a las 4 especies de pícidos más habituales en Bizkaia a lo largo del año. La cantidad de árboles moribundos son la respuesta a esta riqueza.

Os mantendré informados de las novedades en mi "local patch".

¡Hasta la próxima entrada!