lunes, 21 de noviembre de 2011

DE PASO POR URDAIBAI

Impresionante el día que me deparaba el 7 de Noviembre. Tal vez no tanto por diversidad, sino por cantidad; pero también porque en las dos ocasiones que había visitado la zona de San Cristóbal (emplazada en la margen izquierda de la reserva de la biosfera de Urdaibai, dividida por el río Oka y su desembocadura en el Cantábrico) no había tenido demasiada suerte, si exceptuamos los avistamientos de halcones peregrinos, bandos de lúganos, ostreros, zarapitos reales y un par de negrones.

Hembra de lúgano (Carduelis spinus) alimentándose de semillas de aliso (Alnus glutinosa).
Esta vez, acudí al lugar en una salida con la clase y, sinceramente, no esperaba un gran día en lo pajaril. Si lo pensamos detenidamente, la tormenta de hace dos fines de semana debía hacerme pensar lo contrario, mas el día gris y la fina lluvia que caía esa mañana me empujaba a la desesperanza.
Nada más llegar, fuimos a visitar la torre Madariaga, una especie de centro de interpretación cercano a las marismas de San Cristóbal. Un lugar recomendable para cualquier amante de la naturaleza.
Posteriormente, nos dirigimos hacia el observatorio de la marisma. Durante el camino, pasamos entre alisos y tarays donde se escuchaban herrerillos comunes, carboneros comunes y algún camachuelo.

Herrerillo común (Parus caeruleus).
También eran abundantes los bisbitas pratenses y las lavanderas blancas que nos sobrevolaban una y otra vez.

Lavandera blanca (Motacilla alba).
El suelo bañado por la arena, estaba tapizado en su mayoría de siemprevivas.

Siempreviva (Helichrysum stoechas).
Los juncos se esparcían por aquí y por allá en una armoniosa asimetría, mientras un plátano con las hojas ya marrones por el poder del otoño y dos chopos reinaban en el campo.

Juncus acutus.
Chopo (Populus nigra) con el bonito color amarillo propio del otoño.
Una urraca graznaba en la lejanía y las cornejas negras se alimentaban entre las gramíneas.

Corneja negra (Corvus corone).
Nos paramos a los pies de un carrizal situado a la izquierda del plátano y comenzamos a escuchar un reclamo inconfundible: ansares comunes. Un bando de unos 90 ejemplares volaba en formación "v".

Bando de ansares (Anser anser).
Ansares comunes (Anser anser).
Ya se podían oir los primeros zarapitos reales, y las primeras gaviotas patiamarillas y reidoras se dejaban ver volando por encima de la marisma, aún a cierta distancia.

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis).
Continuando el camino hacia el viejo observatorio de madera, 6 limícolas nos sorprendieron volando repentinamente a escasos metros de los compañeros que se encontraban más adelantados. La ausencia de reclamo no permitió una identificación rápida, pero su cuerpo parduzco y alas con los extremos negros y manchas blancas no dejaban lugar a dudas, se trataban de alacaravanes. Mientras tanto, los zarapitos reales continuaban reclamando.
Acto seguido, una rapaz surgió, tal vez de algún árbol cercano, aunque no lo puedo asegurar con certeza. Sobrevoló las aguas que bañan la marisma y al poco una corneja negra se puso a perseguirla. La poca luz me dificultó la identificación, pero era demasiado clarito y pequeño. Su gran cabeza y alas redondeadas me sacaron de dudas. Era un precioso búho campestre (Asio flammeus), el cual no esperaba encontrar por estos lares.

Imagen lejana de búho campestre (Asio flammeus).
Búho campestre perseguido por corneja negra.
Casi a punto de entrar en el observatorio, un bando de unas 40 avefrías paso volando delante nuestro, a una distancia prudencial, eso sí.

Bando de avefrías (Vanellus vanellus).
Al entrar, lo primero que vimos fue una gaviota reidora en la orilla.

Gaviota reidora joven (Larus ridibundus).
Pero inspeccionando mejor dimos con un grupo de unas 12 espátulas (Platalea leucorodia), además de alguna garza real y garcetas comunes.

Garceta común (Egretta garzetta).
Los cormoranes grandes se apostaban al otro lado del estuario junto a gaviotas reidoras y cornejas negras. Pero en el agua se veían gran cantidad de puntos oscuros. A través del telescopio vi claramente que se trataba de cercetas comunes, aunque entre ellas se escondían un buen número de silbones europeos y, como mínimo, 2 cucharas comunes (macho y hembra). Su número era ingente, quizás unas 150 anátidas. Una visión espectacular.

Gran bando de anátidas.
Los zarapitos reales no paraban de cruzarse por delante de nuestro campo de visión, y un grupo de 7 correlimos comunes huyeron de algún rincón con su rápido y ágil vuelo dando punto y final a una jornada maravillosa.

Zarapito real (Numenius arquata).



PUBLICADO POR: ENDIKA ARCONES OTERO

7 comentarios:

  1. Que beleza! :O
    Nem preciso dizer mais nada! Ufff...

    Felicidades.
    Um beijo carinhoso.

    ResponderEliminar
  2. Epa!

    que buena salida,tengo un libro que me regalo mi tio de ese lugar cuando yo tenia 15 años......que ganas de ir.
    Muy buena la del buho con la corneja!
    Saludos camperos.

    ResponderEliminar
  3. !Vaya salida más completa! además acompañada de fotos muy interesantes. Un saludo!!

    ResponderEliminar
  4. Interesante flora y fauna. Qué guapos los dibujos de los ansares. También el zarapito es un placer verlo tan elegante y desconfiado. Saludos

    ResponderEliminar
  5. Menuda serie, con una variedad de lujo, todo un documental, buen trabajo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Es la primera vez que visito tu blog y me he quedado encantado, buenas fotos y muy bien explicadas, Un saludo, Lolo

    ResponderEliminar
  7. Pues muchísimas gracias y encantados de que nos visites.
    Gracias a todos por comentar.

    Un saludo.

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...