lunes, 1 de julio de 2013

LOS ZORROS COSTEROS

Hace 16 años, cuando yo era un niño de tan sólo 8 primaveras, tuve un encuentro que me marcaría de por vida. Me encontraba jugando con mi pequeña  y ya difunta perra Laika en el terreno de mi padre, lo que hoy es mi "local patch". Lentamente llegaba la noche, pero con las últimas luces del día un zorro apareció, al parecer poco intimidado por el pequeño cachorrito que me acompañaba y por mi mismo, para alimentarse del cadáver de una oveja muerta tiempo atrás. Tal vez, la necesidad pudo con el carácter asustadizo de este fabuloso cánido. El caso es que lo recuerdo como un encuentro bastante largo, aunque la mente suele distorsionar la realidad y es posible que durase sólo unos segundos. Lo cierto es que no recuerdo al zorro huyendo de mi presencia, sino más bien alejándose tranquilamente. Era mi primer mamífero salvaje.

Zorro rojo Vulpes vulpes.
Desde los 3 años mis padres cuentan que ya les pedía que me leyesen libros de animales y dinosaurios. A los 5 conocía muchos nombres, tanto de los primeros como de los segundos, aunque es posible que aquella experiencia con el raposo cambiase mi forma de ver la vida salvaje. No sabría concretar en qué, pero tengo tan nítido el recuerdo que está claro que ha sido muy importante para mí.
Quién sabe, quizá el destino ha provocado que, en un momento extraño de mi vida por cuestiones personales, me haya reencontrado con el zorro rojo Vulpes vulpes. Puede que haya alguna razón para que haya sido así. No es un mamífero difícil de ver, pero en honor a la verdad, no lo había vuelto a ver desde mi niñez. Por eso me pongo a elucubrar y deseo que este avistamiento marqué una especie de punto de inflexión en mi vida.
He de agradecer ante todo que Martín Martínez de Miradas Cantábricas diese el aviso, aunque como es lógico no dio pistas de la localización de la madriguera de estos zorros costeros. En cualquier caso, tenía una idea de donde podría encontrarse y allí me dirigí el pasado día 27.
Registrando los acantilados marinos disfruté de otras especies típicas de campiña o roquedos. Bandos de golondrinas comunes Hirundo rustica, aviones comunes Delichon urbichum y vencejos comunes Apus apus me acompañaron durante toda la jornada, en ocasiones pasando muy cerca de mi cabeza.
Los cantos de escribanos soteños Emberiza cirlus y cerillos Emberiza citrinella amenizaban mi búsqueda, aunque no se dejaron ver. En cambio, sí lo hicieron las tarabillas comunes Saxicola rubicola y los colirrojos tizones Phoenicurus ochruros, sobre todo los primeros, de los que tomé numerosas imágenes.

Hembra de tarabilla común Saxicola rubicola.

Tarabilla común macho.
Un cernícalo vulgar Falco tinnunculus se cernía en la distancia. Uno de los objetivos del día era encontrar un nido de esta especie de rapaz, así que pensé que lo tendrían cerca. Durante todo el camino me topé en varias ocasiones con hembra y macho del mencionado falcónido, con lo que deduje que el nido estaba próximo.

Macho de cernícalo vulgar Falco tinnunculus cerniéndose cerca del nido.

Cernícalo vulgar / Common kestrel.
De repente, miré al suelo y di con un desplumadero. Había plumas de urraca Pica pica y de tórtola turca Streptopelia decaocto.

Plumas de urraca Pica pica.

Plumas de tórtola turca Streptopelia decaocto.
Avancé unos pasos más y una hembra de cernícalo vulgar huyó de una zona del acantilado que quedaba fuera de mi vista. Ahora sí que no había duda. Busqué un ángulo en el que poder otear la cara del acantilado de la que salió la rapaz. Tuve que alejarme mucho, unos 800 metros, y mientras escuchaba cantar a los zarceros comunes Hippolais polyglotta encontré el nido en el que se atusaba el plumaje una precioso cernícalo joven, que ya habría dado sus primeros vuelos.
Continuó mi exploración costera aún con la esperanza, no sólo de dar con los zorros, sino de dar con un nido de halcón peregrino Falco peregrinus. Pero de esto último no hubo suerte.
Como siempre, me detuve a fotografiar y admirar los especímenes botánicos más curiosos. Una de estas bellezas es la Acanthus mollis, una planta común en la costa.

Acanthus mollis.
Dediqué tiempo a la observación de uno de los grandes olvidados de nuestra avifauna, el gorrión común Passer domesticus. Es extraño como perdemos la capacidad de admirar su belleza por ser un pájaro habitual. Aunque en algunas regiones del país cada vez lo es menos.

Macho de gorrión común Passer domesticus.
Finalmente, el trabajo da sus frutos y en una grieta observé un zorro durmiendo. No lo veía bien, pero al rato apareció uno de los cachorros que se quedó un buen rato mirándome. Uno de esos contactos visuales en los que te embarga la emoción.

El cachorrito tenía una mirada bastante tierna, un animal precioso.
La verdad es que eligieron un buen sitio para establecer la madriguera. Bajo mi punto de vista, bastante protegido de molestias humanas para lo expuesto que se encuentra.

Sus bostezos le delatan, necesita una buena siesta.
El pequeño zorro tenía sueño y, al poco, se metió en la madriguera donde había otro ejemplar durmiendo.

Zorro rojo Vulpes vulpes.
Zorro rojo / Azeri arrunta.

Zorro rojo / Red fox.

Cachorro de zorro introduciéndose en la madriguera.
Pude ver restos de aves en las inmediaciones de la grieta donde dormitaba la familia, pero debido a la distancia no he podido identificar la especie a la que pertenecen.
Para redondear la jornada, traté de encontrar a algún cormorán moñudo Phalacrocorax aristotelis y me topé con un grupo de 5. Un broche de oro para mi excursión costera. 


El cormorán moñudo Phalacrocorax aristotelis situado a la derecha es un ejemplar inmaduro.

Grupo de cormoranes moñudos.
¡Hasta la próxima entrada!

5 comentarios:

  1. Ahhhh, recuerdo haber visto a estos zorritos en la comunidad bloguera, jejeje.
    Me gusta mucho el pajareo costero por los acantilados. Hace unos años encontré en Cantabria desplumaderos de gaviota que obviamente había comido un halcón, y llegué a ver uno salir volando otro día distinto, pero tampoco vi dónde anidaban.
    ¡Saludos!

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    Respuestas
    1. Sí, estos últimos días han tenido su momento de gloria en la red, je, je.
      A mí también me gusta pajarear por la costa, aunque en cuanto a diversidad de especies suele ser pobre por estos lares. De todas formas, es entretenido seguir el comportamiento y los rastros de cernícalos y halcones peregrinos para localizar sus nidos. Eso sí, siempre desde la distancia y con el único afán de aprender más sobre estas rapaces.

      ¡Gracias por comentar! ¡Un saludo Carlos!

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  2. Aupa Endika,

    Un día mientras surfeaba vi un zorro por los acantilados de Uribe kosta. Viendo ahora estas fotos, también me hago una idea de donde se encuentra la madriguera. La siguiente vez que me acerque por la zona echaré un vistazo, encima la pista del cernicalo casi termina por convencerme de que acertaré y la zona esta repleta de tarabillas. Esa pared de arenisca también es única.

    Ondo segi.

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    Respuestas
    1. Aupa Mikel,

      Estoy seguro que sabes donde es, yo en cuanto vi las fotos en otro blog me hice una idea y acerté.

      Ondo izan.

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    2. Fui a mirar pero creo que no acerté... aunque me queda una opción B,donde también hay una pareja de mochuelos.

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