viernes, 6 de diciembre de 2013

COLLALBA DESÉRTICA EN MUSKIZ

Con la emoción en el cuerpo de poder ver una de esas especies difíciles de verdad cerca de casa, madrugué después de pocas horas de sueño reparador. Me subí en el tren con la duda de si seguiría allí el objeto de mi visita, pensando que de no verla siempre podría disfrutar de las especies comunes. Convenciéndome a mi mismo de que en cualquier caso, el cansancio y el madrugón merecerían la pena.

Collalba desértica Oenanthe deserti Desert wheatear.
Descendí del tren y aún era de noche. Las luces de la industria petrolera, motor del pueblo, dominaban el paisaje mientras caminaba en dirección a las dunas de la playa de La Arena por el paseo que transcurre junto al río Barbadún.
Los mirlos comunes y los petirrojos fueron más madrugadores que yo, regalando a mis oídos sonidos mucho más gratificantes que los de la cercana refinería. Una hora me costó alcanzar el complejo dunar, lo que acrecentó mi impaciencia derivando en una progresiva aceleración de mis pasos. 
En un principio pensé que estaba sólo, que había sido el primero en llegar, pero mientras bordeaba las dunas donde se supone que estaría la collaba desértica Oenanthe deserti detectada por Jon Hidalgo el 04/12/13 vi a alguien en el lado opuesto de las dunas. Más tarde caería en que era Iván Sarabia (Miradas Cantábricas), que ya se encontraba buscando a la collalba acompañado por Gorka Ocio (Full Time Seabirds y Desde Santurtzi a...) y Oscar Carazo (Aves Santurtzi).
La acabaron detectando a cierta distancia de mi posición fuera de las dunas, todavía lejana, alimentándose de invertebrados en el rastro de arena removida que había dejado un camión.

Con paciencia ella sola se acercaba sin necesidad de molestarla o atosigarla.
Esa fue una de las claves para su observación. Colocarse a una distancia prudencial de ella, próximos al citado rastro que sólo abandonaba para posarse en postes o bloques de piedra cuando era asustada por perros o transeúntes, y esperar sentados a que se acercará. Lo cierto es que no es nada tímida, pero tampoco es aconsejable perseguirla. No sólo para no molestarla, sino porque de esta forma podemos asustarla más fácilmente.

Realizaba recorridos más o menos predecibles a lo largo de la linea de arena removida.

Collaba desértica Oenanthe deserti.
Primero la observé a través del telescopio. Más tarde se me acercó pudiendo disfrutar de su hermoso plumaje de macho, además de fotografiarla, eso sí, en condiciones muy malas de luz para mi mediocre cámara. Aún así, he de decir que estoy muy satisfecho con las tomas. 

Como se puede apreciar, es muy semejante a nuestra collalba rubia Oenanthe hispanica.

Esta collalba carece del dibujo en T invertida de la cola, con lo que éste es un rasgo distintivo frente a la c. rubia.

Un ave hermosa de color arena, color del desierto.
Al poco llegó Jesús Menéndez que se unió al disfrute de este pájaro que ninguno o pocos de los paseantes que merodeaban por la zona imaginarían el viaje que habrá realizado para parar aquí. Ni siquiera su posible origen.
Para mi es todo un misterio. ¿Por qué las aves divagantes se desvían de su ruta migratoria habitual? ¿Fallos en sus sistema de orientación? ¿O son desorientadas o arrastradas por fuertes vientos? Teniendo esto en cuenta, ¿cuál es su origen?
Según la Guía de Identificación de Paseriformes Europeos (Svensson L.), existen 3 subespecies de collalba desértica. Oenanthe deserti deserti, oeste de Asia; O. d. homochroa, N de África; y O. d. oreophila, Himalaya, meseta tibetana y China occidental . Desconozco a cual pertenece y supongo que será imposible saberlo. De todas formas me emociono pensando que pueda haber nacido en el desierto más grande del mundo, el Sahara; o en regiones tan distantes como China o el desierto del Gobi. Un ave de extremos, sin duda alguna.

Seguro que se mimetiza perfectamente con su hábitat de cría.

Desert wheatear Oenanthe deserti.

En esta imagen se intuye un gusano anélido en el pico, alimento del que se nutrían también bisbitas comunes, lavanderas blancas y pinzones vulgares.

Collalba desértica Basamortuko buztanzuria.
Ya sobre las 11 de la mañana, tras observar y "afotar" por última vez a la collalba junto a otro observador, Álvaro, de la Sociedad Ornitológica Lanius, decidí marcharme.

Una última imagen de esta joya que, desorientada, ha ido a parar a mi provincia.
En cuanto se lo he contado a Jon esta tarde me ha dicho que quería ir, pues viene de León a pasar el puente en Bilbao, así que es posible que nos pasemos de nuevo el domingo por la mañana. Espero tener mejor luz.
No quiero terminar la entrada sin antes agradecer a Jon Hidalgo el descubrimiento de esta rareza y a Gorka Ocio por las indicaciones exactas de su localización. Por otra parte, os quiero recomendar la entrada que ha subido el propio Gorka (que podréis leer pinchando aquí) en la que habla de las marismas del Barbadún (Muskiz), de su gestión y su importancia y también, como no, de la collalba desértica protagonista de esta entrada.

¡Hasta la próxima entrada!

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